jueves, 12 de enero de 2012

Volver al mar

A mí, que nací en el cerro de San Cristobal, en la calle Mirasol, de niño ya me gustaba bajar a esta bahía y jugar en la playita que había junto al Varadero, donde los padres de mi tata vivían en una pequeña casa de pescadores; de allí, subía nuevamente al cerro, cargado de cangrejos y siempre insatisfecho hasta volver al mar; ese tiempo se hacía infinito en mi deseo. Hoy, cuando parece que se ha decidido la vida, al volver a este mar móvil e infinito, nuevamente todo vuelve a tener el sentido de los sueños, de lo eterno, de la entropía universal.
  
De aquella playa
de cangrejos y redes remendadas
tengo un vago recuerdo,
luego vinieron otras,
con barcas y con besos,
que quedaron varadas
al pie de la ciudad;

estaba tan seguro
de la roca y la tierra
solo bastó una ola
para hacerme dudar,

¿cómo pude dejar
tanto grano de arena,
tantas lunas heladas
y tu piel sin edad?,


yo que también me hundí
compañero del agua
¿cómo pude olvidar?;

tendría que haber sabido
que ya no me mirabas,
tendría que haber nadado
hasta notar la sal
que en mi garganta  sueña,

tendría que haber bebido
toda tu tempestad
y haber vuelto a contar
nuevos granos de arena
de tu tiempo infinito
a la orilla del mar.
                          
                      ©josemaría- abril 2011

                                                                       

domingo, 8 de enero de 2012

para Antonia

Ella quiso quedarse allí. Volamos sus cenizas sobre el mar, en la cala de Las Negras, y no quiero evitar el sentir que está en cada ola.

Volando sobre el mar
te vi la última vez,
te fuiste y regresaste
para siempre.

Volando sobre el mar
y rompiendo en rocío
sobre el cerro en la tarde,
haciéndote perpetua:

agua, ceniza y sal,
aerosol infinito,
última tempestad
fuiste en el océano.

Cuando miré la espuma
te imaginé mirándonos y viéndonos,
acercándote y yéndote,
en la ola, a la tierra,

penetrando en la arena,
en el recuerdo gastado de las piedras,
asiéndote a la playa
de nuestros corazones.

Cuando miré, sin ver, el horizonte,
te imaginé a mi lado:
yéndote en el silencio
y regresando en mi boca para siempre.


                                                                               © josemaría-marzo 2003