sábado, 29 de octubre de 2011

no dije nunca nada



“No decía palabras,
acercaba tan solo un cuerpo interrogante”

                            Luis Cernuda



Vengo de un tiempo
donde la bruma
es una clara imagen del deseo.

                josemaría-2011



De tus pechos un rayo inmoviliza
y quema
mi inútil movimiento.
De tus ojos de Circe, la mirada
me esclaviza y me erecta
hasta hacerme de piedra,
¿qué hacer con las palabras?

Ya la arena se mezcla en mi boca,
y mis labios
arden frente a tus labios
pero no dicen nada
porque mi cuerpo exclama
su quemazón de hielo,
su fuego de plegarias.
No dije nunca nada
ni nada me dijiste,
solo nos abrazamos
nunca fuimos palabra.

                               ©josemaría Octubre-2011

el reflejo

Me estalla el párpado
frente al espejo oscuro,
luego, la arena,
                       perenne 
como el sueño,
se introduce en mis ojos;
derrama la ciudad
una luz como azogue
vertido en el envés
de otras ciudades vivas
-de otros puertos perdidos
en otros mundos-,
el destello imposible
me ciega y me acobarda;


me recreo en el reverso
de memorias y olvidos,
que triste es el regreso
de las idas al alba,


y emprendo mi camino por La Rambla
todavía sin reflejo,
sorprendido en el tránsito
de las sombras al día;

huyo de las orillas
hacia el monte que aguarda
a que el atardecer
se desprenda del agua


¡ay!, soledad de los almendros negros,
¿Cuándo te hiciste amarga?,
¿cuándo adelfal que mi memoria sangra?

                                   ©josemaría-febrero 2011

la duda

Ahora que inicio movimientos hacia algún lugar puedo mostrar las dudas que tuve durante estos meses


“Alas contra raíces: el camino”
           Octubre, octubre  J.L. Sampedro



Me inundan los efluvios emanados del tiempo,
¿no es dimensión retráctil?,
anegan el camino sueños redondos,

relojes oscilantes suspendidos del cosmos,
¿soy una mariposa

puesta con alfileres en sarcófago eterno?.


Soy pasado y futuro
¿Dónde está mi presente?

¡no¡, ¿qué importa?, es mi hora otra, no la que aquí
                                          se pierde:
¿no es la muerte otro signo

que lo que ya se mueve,

no es la rama invernada

pasado
de lo que se florece?;



¡qué más quisiera yo
que presente completo!,

ser polen o semilla de diente de león,
¡como quisiera darme el gusto de la vida!



mas las hojas de piedra
tardan tanto en caerse

que la muerte no acaba de llegar a mi orilla
y ando de un lado a otro

como péndulo errante,
de la luna a la tierra sujeto en el vacio,

de futuro a pasado,
sin saber renacerme.

                                 ©josemaría Junio-2011

lunes, 24 de octubre de 2011

fotogramas de mi barrio: El Borracho

El Borracho ¡Babieca!
El bajaba a la plaza
que estaba rodeada de una baranda verde,
los chiquillos, burlones,
nunca se percataron
de aquellos ojos líquidos
desprovistos de sol;
                        no mirarlo de frente,
                        intentar no recordar la noche,
                        los llantos, los vahídos:
                        burlarme yo también, aniquilarlo

¿cuándo habría muerto?
¿cuando perdió su nombre verdadero?

Cuerpo de trapecista,
payaso melancólico
sumido en la bodega de su mente:
desde el letargo
triple salto mortal reprochado a la vida
sin redes, sin arneses;                                  

como en un catafalco,
siempre es su última hora,
estaba expuesto al público para mayor escarnio:
la plaza su ataúd, su risa el llanto;

iba a “las barandillas” de mi barrio
a explicar que lo primero que se pone en la mesa
son las moscas
que le nacieron a su cadáver zafio.
                                       ©josemaría-agosto 2011

Fotogramas de mi barrio:Introducción

Fotogramas de mi barrio

Soy de barrio por mi escasa memoria,
porque así cada esquina
me suscita un recuerdo
y a cada paso nuevo
lo viejo se aproxima;
voy recorriendo calles,
aceras respectivas
de respectivos sueños
de antiguas vidas vivas,
nunca me cansaré
de jugar las partidas
de tapones o trompos
o reinas asesinas;

no, no quiero perder la tierna infancia,
el péndulo voraz sube a su cima
si me encierro en el mundo
y desprecio el pasado
que tanto me destina

y así

voy tiñendo las plazas
de miradas furtivas
a aquellas niñas tiernas,
a sus piernas esquivas
y a los portales rancios
que esconden sus caricias:
cuantas noches eternas
procuraron sus ruinas;

nunca me mudaré
ni a la mar ni a la encina,
aún en los limoneros
de esta memoria esquiva
me resguardo del astro
y me aplaco, lasciva,
la sed de aquellos años
que nunca se me olvida.

                           © josemaría octubre-2011